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el mormonismo: un ejemplo de proselitismo poco etico

Veamos por ejemplo el caso del mormonismo, una religión que al presente ha corregido conductas sociales peligrosas que practicó a nivel cupular en sus inicios (adulterio poligámico legalizado, fraude, sedición e incitación al terrorismo, entre otros ejemplos). A pesar de dichos cambios, el mormonismo aún se adhiere a formas poco éticas de proselitismo al ostentarse como una religión cristiana. Una de las creencias básicas del mormonismo es el politeísmo mientras que, en cualquiera de sus variantes, el cristianismo es esencialmente monoteísta. El mormonismo es realmente una religión sincretista que incorpora elementos clásicos del espiritismo, ocultismo y politeísmo envueltos con una nomenclatura cristianizada.

El mormonismo, como cualquier otra religión, tiene libertad para difundir sus creencias, pero al mismo tiempo la gente tiene derecho a saber, antes de decidir ingresar a dicha religión, cuáles son sus creencias reales, incluida la historia de la organización (esta última suele ser ocultada o maquillada cuidadosamente especialmente en lo referente a las relaciones adultero-polígamas de su fundador, Joseph Smith, con más de 80 mujeres, algunas de ellas esposas de sus seguidores). El mormonismo tiene la libertad de difundir sus creencias, sin embargo, otros sectores sociales tienen derecho a la libertad de expresión para criticar el ocultamiento deliberado de información y el hecho de que esta religión trate de obtener aceptación social utilizando una fachada cristiana, cuando en realidad promueve una religión politeísta. Aquí es importante remarcar que la libertad de creencia no ampara contra la crítica pública cuando se engaña deliberadamente a la sociedad. Junto con la libertad de creencia, coexisten también la libertad de expresión y el derecho a la información.

Éste es sólo un ejemplo de la aplicación académica de la definición teológica de secta, y parte de la ética que justifica su uso como instrumento de crítica en el ámbito religioso.

“Una Secta Destructiva (SD) será todo aquel grupo que en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión coercitiva que propicien:


·
      “La destrucción (desestructuración) de la personalidad previa del adepto o la dañen severamente.

·      “El que, por su dinámica vital, ocasione la destrucción total o severa de los lazos afectivos y de comunicación afectiva del sectario con su entorno social habitual y consigo mismo.

·      “Y, por último, el que su dinámica de funcionamiento le lleve a destruir, o conculcar, derechos jurídicos inalienables en un estado de derecho” (Rodríguez, 1989:31).

“Secta es un grupo o movimiento, que exhibe una devoción excesiva a una persona, idea o cosa y que emplea técnicas antiéticas de manipulación para persuadir y controlar (a sus adeptos); diseñadas para lograr las metas del líder del grupo; trayendo como consecuencias actuales o posibles, el daño a sus miembros, a los familiares de ellos o a la sociedad en general” (Langone, 1988:1).Langone añade después:


“Dado que la capacidad para explotar a otros seres humanos es universal, cualquier grupo puede llegar a convertirse en una secta. Sin embargo, la mayoría de las organizaciones institucionalizadas y socialmente aceptadas, tienen mecanismos de auto-regulación que restringen el desarrollo de grupúsculos sectarios”
  (Langone, ibíd.).

Hassan combina elementos empíricos, que provienen de su pasada vivencia en la secta Moon, su amplia experiencia en tratar pacientes provenientes de movimientos religiosos extremistas, y criterios de las ciencias sociales y la psicología clínica para definir como secta destructiva a cualquier grupo (religioso o no) que utilice técnicas de control psicológico para suprimir la personalidad e inhibir el juicio crítico y la libertad de decisión. Establece cuatro criterios para detectar la manipulación mental.

 1)      Control de la conducta.

2)      Control de la información (tanto de aquella que las personas tienen derecho a saber antes de ingresar a un grupo, como de información “del exterior”.

3)      Control de las ideas.  

4)  Control de las emociones (Hassan 1997:2).

vi. aportaciones de la psicología clínica

Por su parte, la Dra. Margaret Singer, psicóloga clínica y profesora emérita de la Universidad de California en Berkley, nos ofrece una definición bastante similar a la de Langone. La misma se basa también en el comportamiento, no en las creencias de un grupo. En su obra clásica, analiza seis puntos bastante sofisticados para definir las técnicas de persuasión psicofisiológica que utilizan las sectas  (Ofshe y Singer, 1986).

Una aportación nueva y valiosa de la Dra. Singer es que la secta en sí es constituida básicamente por la estructura jerárquica y de poder de la organización, no necesariamente por los adeptos o miembros regulares en sí.

vii.   definiciones de la ciencia médica

El Dr. Robert Lifton, eminente psiquiatra y sociólogo, definió en su obra La reforma del pensamiento y la psicología del totalitarismo ocho criterios para detectar los legendarios lavados de cerebro que inmortalizaron algunos filmes de guerra. Su investigación inicial se basa en las técnicas utilizadas sobre los presos políticos durante el régimen dictatorial de Mao, en China, para convertirlos bajo coerción a la ideología comunista (Lifton, 1989).

Actualmente, muchos médicos, psicólogos clínicos y sociólogos, toman estos criterios como referencia para identificar si un grupo religioso o de otra índole, instrumenta medidas coercitivas para manipular la conducta de sus adeptos a través de una estrategia graduada de “reforma de pensamiento”. La utilización de estas técnicas de coerción psicológica constituye para muchos especialistas, hoy en día, el criterio clave para llamar secta a una determinada agrupación. Secta, esto es, desde la perspectiva de la sociología médica.

los ocho criterios de lifton

A continuación se enumeran, resumen y ejemplifican los criterios del Dr. Lifton, aplicados al ámbito de las agrupaciones religiosas:

 

1.    Control de la atmósfera social y de la comunicación humana. Esto implica coartar la comunicación entre los seres humanos a los que se desea controlar. Incluye obstaculizar la comunicación del individuo consigo mismo (por ejemplo, al evitar que éste cuente con tiempo libre para la reflexión personal).

 

2.    Manipulación mística. Se construyen premeditada-mente atmósferas “espirituales” que parecen espontáneas, pero que en realidad son artificiales y están planeadas y estudiadas para producir un efecto. La gente interpreta este efecto como una “experiencia espiritual”, al ignorar que fue una situación prefabricada.

 

3.    Redefinir el lenguaje. Controlar las palabras sirve para controlar las ideas de las personas. Se adoctrina con conceptos simplistas. Por ejemplo, clichés que tienden a desalentar más que alentar el uso de la razón. (V.g. “nadie puede utilizar su razón para alcanzar la iluminación”; “Sólo los elegidos pueden entender lo que sucede al interior de nuestra agrupación”).

 

4.    La doctrina es más importante que la persona. No importa lo que un ser humano esté experimentando en la realidad, la creencia en el dogma es lo más importante. La creencia del grupo rebasa la conciencia individual y la integridad, en cuanto a comprobar resultados. Un ejemplo se da cuando algún grupo proclama que Dios ha realizado milagros de sanidad, pero se niega a hacer las verificaciones científicas pertinentes. Puede ser, incluso, que una persona esté gravemente enferma y se asegure que no importa lo que se vea, ya está sana. Es más importante sostener el dogma que el bienestar de las personas y atender a lo que indica la realidad.

 

5.    La ciencia sagrada. Doctrina con el absoluto científico y moral. El dogma es incuestionable.

 

6.    El culto a la confesión. Manipulación de la confesión pública para romper los límites personales.  Restricciones o prohibiciones a la privacía personal.  Por ejemplo, la confesión de faltas o problemas tiene usos y limitaciones bien definidas tanto en el ámbito terapéutico como en el eclesiástico. En este caso, se abusa de su uso para denigrar y controlar a las personas a través de la información obtenida. Se intenta borrar la individualidad para controlar a las personas en masa.

 

7.    Demandas de pureza inalcanzables. Estándar inalcanzable de perfección para crear culpabilidad y vergüenza en los adeptos. La gente es castigada y enseñada a autocastigarse por no llegar a un ideal que de inicio es imposible alcanzar.

 

8.    La dispensación de la existencia. El grupo decide quién tiene derecho a existir y quién no. No hay ninguna alternativa legítima, sino sólo el pertenecer a esa organización en particular. En regímenes gubernamentales totalitarios, esta idea es lo que “justifica” la ejecución de disidentes políticos.

 Los anteriores mecanismos de manipulación tienen efectos bien estudiados, tanto psicológicos como en la bioquímica cerebral, para crear estados de inhibición del razonamiento y alta sugestibilidad para controlar la conducta de individuos y comunidades.

 

Robert Jay Lifton, probablemente el especialista más importante en manipulación y grupos totalitarios hoy en día, ha confirmado la validez de su modelo de “reforma del pensamiento” para estudiar grupos religiosos. En 1999, publicó un amplio análisis sobre la secta japonesa La Verdad Suprema, un libro científico rigurosamente investigado sobre sectarismos radicales y sus peligros para un mundo globalizado. De acuerdo con sus conclusiones, lo que llama guruísmo —el endiosamiento explícito o implícito de un líder religioso— es una constante, además del autoritarismo y los ocho criterios ya descritos, en movimientos sectarios contemporáneos extremistas y violentos. El libro del profesor Lifton, Destroying the World to Save it: Aum Shinrikyo, Apocaliptic Violence, and the New Global Terrorism, se plantea una definición equivalente a secta destructiva basada en esos parámetros. Así, se clasifica como cult a cualquier agrupación religiosa:

 

a)         Cuyo líder esté en un estado práctico de  “endiosamiento”[4].

b)        Que practique los ocho criterios de reforma del pensamiento.

c)         Que explote a sus seguidores.


segunda edición revisada y expandida

por Jorge Erdely 

El contenido y ortodoxia doctrinal quedan al margen como criterios valorativos según estos parámetros.

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